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Un nuevo desafío



Escribo esto bajo el influjo de la Luna Llena que esta mañana alcanzaba su Plenilunio, una Luna llena muy importante para la tradición del Yoga y que hace años vengo practicando bajo ese sabor sagrado de la disciplina que es la Sadhana.


Durante años he sido devota de las enseñanzas de mi Maestra y he sentido plenamente en mí el soporte energético de su Linaje espiritual, el linaje Kaula. Un linaje lleno de devoción hacia la Madre Divina en sus formas maravillosas y orientales dónde los aspectos en los que se manifiesta son honrados principalmente a través del Mantra y de diversos rituales y prácticas cargadas de belleza y poder.


He recibido iniciaciones para poder acceder a este mundo de prácticas que honran y sostienen enseñanzas maravillosas.


Te cuento esto para iniciar este espacio en el que hoy abro las entrañas para compartir mi momento actual.


Lo primero que quiero es agradecer plenamente a la práctica y el estudio del Yoga que comencé a mis treinta años ( hoy tengo 51 ), todo lo que me ha aportado para ser quien hoy en día soy... ni más ni menos que yo.

Años de re-conexión conmigo, de desafíos, de reencuentros, de autoconocimiento, de estudio, de práctica, de conocer a seres maravillosos, de verlos partir también... Años que fueron atravesando mis capas más profundas para encontrar espacios devocionales y darles formas concretas y es aquí dónde quiero hacer hincapié.


En la búsqueda de la espiritualidad que se presentaba ante mí como un asombro total que me ofrecía la Naturaleza, sus ritmos, su fuerza... llegó a mí el Tantra y recibirlo de manos de mi amada Maa Parvathi y su devoción a la Madre cautivó totalemente mi corazón y mi sed de búsqueda quedó plenamente llena. Había encontrado mi Maestra espiritual y mi camino de devoción en el que enfocar ese torrente interno que quería encontrar su caudal.


He pasado ahí muchos años, creciendo en prácticas, en conocimiento y en devoción, pero hace más o menos un año ha empezado a pasar algo.

Al principio pude contemplarlo como una crisis espiritual, pero hoy en día me doy cuenta de que no. Es el momento en el que mi espiritualidad está más anclada que nunca, quizá el momento de menos prácticas definidas, de secuencias de mantras y rituales en "desuso" y de un presencia mucho más plena y auténtica en mi cotidiano. En un cotidiano que habita la Península Ibérica y que pisa tierra donde por muchos años se han cultivado garbanzos y se han adorado otras formas que también son la Madre Divina.


Entiendo que como yo muchas personas que buscábamos un camino espiritual tuvimos que alejarnos de lo que aqui se nos ofrecía. Lo más cercano a la espiritualidad era una iglesia católica que tiñe de pecado todo aquello que no pase por el aro de un dogma demodé, anclado en un patriarcado recalcitrante dónde la esencia del Ser se juzga en el Bien y el Mal y bueno... me alejaba totalmente de la idea de Dios, de la Virgen con una cara de mirada perdida y gesto lánguido. Un dios que supuestamente me espera a las puertas de la muerte para juzgar si le acompaño en la vida eterna o me quemo en las llamas del infierno.

Esa era la alternativa... a si que cuando a mi mundo llegó el Yoga y me llevó de lleno al Tantra y sus historias, su mitología, sus Madres poderosas, sus historias me cautivaron y me han acompañado tanto...


Ahora me estoy encontrando en otro lugar, veo toda esta cosmología como algo que no toca mi raíz.

Me encuentro honrando la tierra que piso y honrando los linajes que me han precedido que por cierto en algún estudio que me ha tocado de refilón son bastante ibéricos hasta muy atrás en el tiempo.


Soltar o sentir que me alejo de todo lo que me ha acompañado tanto tiempo es como de alguna manera duelarlo, desde el profundo agradecimiento me independizo para crear mi camino propio de devoción e investigación. Me enfrento a mí misma en un compromiso interno de escucharme en lo más profundo y confiar en que todo está en orden y que lo que ocurre ahora es lo que he de vivir, una devoción que toca mi cuerpo, mis pasos y mi vida. Una devoción que huele a tierra mojada y que va forjando los ritmos y las sincronías que habito.


Anoche fue el Guru Purnima, la luna en la que honramos a los y las Maestras que han precedido nuestras enseñanzas, a las que nos han traido y sostenido la luz del camino a través de su experiencia. Un tiempo en el que honrar y devocionar a todos los Seres que han sostenido las prácticas hasta hoy en día.



Ayer fue el primer Guru Purnima después de muchos años dónde mis prácticas no tenían

forma concreta ni linaje, dónde el sonido externo eran los cantos devocionales que Hildegarda Von Bingen compuso en el medievo en su profunda escucha como canal de lo Divino y el único mantra que brotaba de mi interior era SO HAM, Yo Soy...


Fuera de etiquetas, de soporte de Linajes y llena de agradecimiento a todo lo recibido en estos más de 20 años camino mi propio camino de espiritualidad y como dice mi amada Alba Ram... esto es cosa de Venus.


Salud, Amor y Libertad


Irene.




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