Antes de entrar aquí en esta desnudez de letras quiero dejar claro que amo la cualidad del respeto y que la valoro mucho tanto en mí cómo en las personas que elijo me rodeen.
Una vez aclarado que el respeto es fundamental para mi comunicación y mi vida comienzo mi pequeño relato que desde ayer anda queriendo salir a borbotones por mis dedos.
Buena educación, algo vital para poder convivir en una sociedad con sus jerarquías y sus posiciones.
Bien educada, sí por favor. Respetuosa, sí por favor. Domesticada NO!
Te cuento; bueno más bien voy a lanzar algunas preguntas y te invito a que le hagas caso a la primera respuesta que nace en tu interior, no la manipulada por la mente que te va a llevar a "lo que tiene que ser" si no más bien a la primera voz que no conoce de filtros ni convencionalismos.
¿En qué lugar te colocas habitualmente cuando se requiere una decisión y hay uno más cómodo que otro?
¿Cedes siempre el lugar a otra persona que está al lado tuyo?
¿Constantemente te disculpas ante algo que no has hecho, una disculpa insistente que realmente suena tan convencional...?
¿Es habitual para ti siempre favorecer al otro antes que a ti, siempre?
¿Si algo te molesta y sientes que no es íntegro para ti (no importa el detalle que sea, aunque a las demás personas les resulte irrelevante para ti sí tiene importancia y eso es SAGRADO) lo dices o "tragas"?
No te juzgues, simplemente observa por dónde te mueves habitualmente.
Hay algo que corresponde a lo más profundo de nuestro ser humano.
Es el sentido de superviviencia y de formar "parte de".
Ya sea tu familia, tu grupo de amigos, tu tribu. Es súper habitual y yo diría que muy normal hacer un montón de cosas que te sacan de tus "propias ganas" para poner a lo que se espera de ti delante y de esa manera sentir que se te acepta, que formas parte del grupo, que ahí hay seguridad.

Llega un momento en el que afortunadamente (bendita madurez) podemos mirarnos de frente y observar que quizá no necesitamos tanta aprobación colectiva si eso nos coloca en detrimento de nuestra propia LIBERTAD.
Sí, de nuestra Libertad que es junto con la Dicha uno de nuestros atributos esencia y hay un momento que pasarla por alto ya resulta anti-natural.
Reitero que vaya el respeto por delante si no me está gustando lo que me estás haciendo, si no me apetece, si te tomas libertad de opinar sobre mí o aconsejarme sin que te haya pedido oponión entonces ay amiga... ejerzo mi libertad y con todo el respeto abro mi palabra para expresar que no es lo que quiero y si esto te incomoda, asusta o demás entonces quiero decirte que la pelota está en tu tejado. Y sí con todo el respeto.
Nos dejamos domesticar para ser amadas, aceptadas y toleradas en un grupo que igual nos encorseta... ¿te lo has preguntado alguna vez?
Para mí hay una prueba que no falla, cuando colocas en una decisión la voluntad de la otra persona y no tienes en cuenta tu sentir... ¿cómo lo sientes en el cuerpo? Eso es infalible, si no has respetado tu proceso, si no te has dado tu espacio-tiempo pero has quedado fenomenal de cara a los demás, hay algo interno que incomoda.
Igual es tal el hábito que te has salido de tu propio sentir como modo de supervivencia y no tienes una comunicación real con tus sensaciones emocionales y físicas, bajo mi punto de vista esto es una voz de alarma gigante de que hay que tomar responsabilidad con una pero ya.

No quiero sentirme domesticada, no quiero que en los espacios dónde guío prácticas o acompaño a otras personas vivamos en este falso valor de quedar bien por encima de nuestra propia necesidad de bienestar.
Y sí por supuesto siento que favorecer a los seres que amo es fundamental, que ceder mi espacio en necesidad de otra persona que me requiere en ese instante porque es vital y necesario es un acto de humanidad que invoco y vivo.
Pero domesticada, con una buena cara, una sonrisa, unas tragaderas ante lo que no quiero en mi campo electromagnético NO.

Personalmente honro la valentía de las personas que así van encarnándolo con madurez, menos mojigatería y más soberanía. Más dosis de amor real y menos del ficticio. Más habitarme en presencia aceptando que el NO vive en mí y es más necesario que un "bueno" con garganta cerrada o un "lo que tú quieras" evitando totalmente mi responsabilidad.
Salud, Amor y Libertad.
Irene.
Gracias por la reflexión que invita a hacer tus palabras …
Personalmente me siento Domesticada lo he tenido tan arraigado en mi que no he sido consciente que vivía así ..
Digo vivía ya que estoy en proceso de cambiar y aprender para no ser la persona Domesticada que hace todo con una sonrisa sin escuchar lo que de verdad siente mi interior .
No quiero perder mi esencia pero si quiero decir NO con libertad y sin miedo para seguir dando AMOR en el día a día siendo consciente del amor generoso o de lo que se espera de mi .
GRACIAS ❤️